Está claro que es una gozada poder disfrutar del día y los animalitos, pero Marugán tiene otro lado oscuro, todavía oscuro, con unas noches espectaculares en las que aun puede verse la Vía Lactea a simple vista y en las que da gusto dejarse llevar por el tiempo y observar las maravillas del firmamento.
Como muestra un par de fotos de la última sesión nocturna de mediados de noviembre. Las dos realizadas con una cámara Canon 7D y teleobjetivo de 300mm sobre montura ecuatorial con autoguiado. La primera es el famoso cúmulo de la Pléyades que es visible a simple vista y nos acompaña desde el otoño hasta la primavera. Seguir leyendo…